Arte Marcial
La historia de Corea nos lleva a un escenario de guerras continuas contra los japoneses y otros invasores. Los coreanos no eran especialmente ricos y era muy difícil que todos los hombres del pueblo tuvieran armas eficaces para su defensa. Otro hecho muy interesante es que los protectores principales que formaban la base militar eran los monjes budistas, mejor dicho, todos los monjes hacían el servicio militar. Así que nos encontramos con hombres por definición pacíficos y sin medios suficientes para la lucha, por lo que el arte de la batalla tradicional coreano se fue creando y puliendo directamente en el campo de guerra.
El Sonmudo es una de las artes marciales coreanas más ancestrales y eso nos explica el origen y la riqueza de sus movimientos. Son verdaderamente bellos y permiten actuar en múltiples direcciones, usando a la vez tanto los brazos como las piernas, o sea, atacar y defenderse a la vez , ya que el ataque puede venir de cualquier lado.
Por otro lado, siendo un arte de los monjes y teniendo sus raíces profundas en el budismo zen, cada movimiento contiene su lado esotérico. Por ejemplo, se pueden observar movimientos dirigidos y rectos compaginados siempre con otros movimientos circulares, lo que en su profundidad representa el balance entre las energías Yin y Yang (fuerza femenina y masculina en la tradición Taoísta).
En la vida diaria no tenemos enemigos visibles, y quizás por suerte nunca nos toque aplicar la práctica del arte marcial en la calle, fuera del dojo, pero este hecho no quita todo el beneficio contenido en los ejercicios marciales del Sonmudo. Es una manera progresiva y equilibrada de trabajar todos los músculos del cuerpo, de estabilizar y fortalecer el esqueleto, y de desarrollar la coordinación a través del camino de la observación y concentración en cada momento de la práctica.
El Sonmudo es una de las artes marciales coreanas más ancestrales y eso nos explica el origen y la riqueza de sus movimientos. Son verdaderamente bellos y permiten actuar en múltiples direcciones, usando a la vez tanto los brazos como las piernas, o sea, atacar y defenderse a la vez , ya que el ataque puede venir de cualquier lado.
Por otro lado, siendo un arte de los monjes y teniendo sus raíces profundas en el budismo zen, cada movimiento contiene su lado esotérico. Por ejemplo, se pueden observar movimientos dirigidos y rectos compaginados siempre con otros movimientos circulares, lo que en su profundidad representa el balance entre las energías Yin y Yang (fuerza femenina y masculina en la tradición Taoísta).
En la vida diaria no tenemos enemigos visibles, y quizás por suerte nunca nos toque aplicar la práctica del arte marcial en la calle, fuera del dojo, pero este hecho no quita todo el beneficio contenido en los ejercicios marciales del Sonmudo. Es una manera progresiva y equilibrada de trabajar todos los músculos del cuerpo, de estabilizar y fortalecer el esqueleto, y de desarrollar la coordinación a través del camino de la observación y concentración en cada momento de la práctica.